¿Qué sucede cuando desaparece el modo de hacer música tal como lo conocíamos, cuando incluso el acto de cantar juntos o ir a un concierto se ha vuelto peligroso? Luego, ¿cómo y por qué la música continúa funcionando como una herramienta importante para reunir a las personas? En un año marcado por la vida en cuarentena y el distanciamiento social, el reconocimiento público de un racismo sistémico que lleva siglos y las demandas de justicia social, nuestras experiencias con la música (rezar, sanar, expresar tristeza o alegría, mostrar solidaridad y manifestarse, celebrar a los seres queridos, expresar el luto) han cambiado de manera radical.
Las personas han encontrado nuevas formas de disfrutar juntas de la música y de crearla, desde conciertos en los balcones y patios, a la experiencia de coros virtuales en línea y actuaciones individuales grabadas. La música ha conservado su papel central en nuestra experiencia colectiva, a pesar de las circunstancias difíciles que vivimos, o quizás debido a ellas.
¿De qué manera tu experiencia con la música ha cambiado en 2020?